martes, 31 de enero de 2012

El sistema de transporte colectivo apesta


   Saludos estimados lectores. Ahora que he regresado de vacaciones, es momento de comenzar a escribir y, si es de su agrado, leer esta entrada, espero les interese y si les es ofensivo, por favor, coméntenlo. Tal y cómo dice el título, el sistema de transporte colectivo apesta, no me refiero a ninguno en específico y tampoco al de una ciudad en particular, tampoco hago referencia al olor que despiden las unidades, porque la gran mayoría no guardan una buena higiene y tampoco los usuarios, aunque no se les puede pedir todo, algunos tienen muchas actividades, otros no tienen cómo hacerlo, pero no es el punto, el punto es que el transporte colectivo apesta, no a sudor, no a cigarro, no a gasolina, apesta a mala educación. ¿Cuántas veces no nos ha tocado ver que aborda una mujer mayor y nos es más fácil simular que dormimos o mirar hacia otro lado sólo por ignorarla y no ceder nuestro asiento? ¿Cuántas veces no hemos pensado: ‘¿por qué me voy a levantar yo? Que se levante otro’? Y no es sólo una vez a la semana o al mes, son muchas las ocasiones en que uno viaja cómodamente sentado en el autobús, en el metro, en la pesera, combi, colectiva, cómo gusten llamarla, y piensa: ‘de aquí no me muevo hasta llegar’, sin importar que cuadras más adelante suba una mujer con niño en brazos o embarazada. Hablando ahora más específicamente, en las ciudades en las que he estado y usado el transporte público (omito nombres para no evidenciar) he notado diferencias en cuanto a la educación de las personas, daré un ejemplo típico: uno viaja en el asiento de la ventanilla y el asiento contiguo está ocupado, si debes bajar, eventualmente pides permiso a la persona de al lado, pero entonces, ¿cómo reacciona? Al menos en una ciudad, la mayoría de personas se levantan de su asiento, dan un paso atrás y te dejan pasar, obviamente, si tienes educación para pedir permiso, debes dar las gracias, aunque hay quienes no lo hacen (discutiré más de la educación en otras publicaciones); sin embargo, en otras ciudades no, la gente incluso parece sentirse ofendida o incomodada cuando, aunque sea amablemente, les pides permiso y qué hacen, con una ‘carota’ apenas y mueven sus piernas para que pases y a veces me ha ocurrido que los espacios entre asientos es muy reducido y es prácticamente imposible no molestar al pasajero de al lado y hasta el (los) de enfrente, he ahí cuando yo pregunto: ¿Cuánto cuesta levantarse? ¿Les quitan algo? ¿Acaso una persona racional no sabe que es mejor levantarse y evitar incomodidades? En mi humilde opinión, volvemos a hablar de educación. Y bueno, yo creo que la mayoría de las mujeres (perdón si lo consideran una ofensa, no es con esa intención) piensan que si hablo de mala educación en el transporte público, estoy pasando por alto a quienes se llevan el premio, los conductores o choferes, cómo quieran decirles. Yo he llegado a la conclusión de que un requisito para trabajar en el servicio de transporte público es ser un mal educado de primera (en su mayoría, nuevamente, no es ofensa). Y puedo pasar todo el día escribiendo de ellos, pero nos podemos remitir a decir que no existe mujer a quién no le observen sus glúteos al bajar de los autobuses o ‘micros’, disimulando que esperan a que desciendan por completo. Y qué me dicen de todos los conductores que tocan el claxon (muchas veces, con soniditos ridículos) cuando ven a una mujer guapa en la calle, y eso aplica para conductores de todo, díganme mujeres si no es detestable, pero uno tiene que aguantarse. Y no sólo carecen de respeto los conductores, muchas veces nos topamos con pasajeros irrespetuosos que nos dicen tantas cosas que… bueno, no entro en detalles, pero a las mujeres les pasa lo mismo, gente sin cultura que dice cosas indecentes. Pero muchas cosas no tienen remedio desgraciadamente, si son incultos e irrespetuosos, no cambiarán, lo importante es saber qué hacemos nosotros para cambiar eso. Si tú eres usuario de algún sistema de transporte, haz que tu viaje sea mejor. Cede tu lugar a quién de verdad lo necesita, si eres joven, piensa que quizá tus piernas resistan más estar de pie que los de aquella señora. Piensa que es mejor que tu, hombre, estés de pie en el camión que aquella muchacha a quienes esos tipos indecentes están viendo de manera obscena y la hacen sentir mal. Piensa que hay cosas que ya no se pueden mejorar, en esos casos, lo mejor es tratar de que pasen de la mejor manera, tal y cómo dice aquel refrán: “Al mal paso, darle prisa”. En mi opinión, no cuesta nada ceder lugares, levantarse y dar permiso, quizá cuando tú lo necesites, entonces se te pagará. Espero les haya gustado esta publicación, ya saben que acepto toda clase de comentarios no ofensivos para evitar problemas, me pueden mentar la madre en otro lado. Nos leemos luego. 
Juan C. Mtz